El doctor Binelli, médico pediatra y eximio ajedrecista quilmeño, acercó este recuerdo porque el 6 de agosto se cumple un nuevo aniversario de la explosión de la bomba atómica que destruyó la ciudad japonesa de Hiroshima en aquel terible día del año 1945.
La explosión produjo una claridad nunca vista, acompañada de una gran oleada de calor. Según lo describió el famoso escritor español José Saramago en su libro "El equipaje del viajero" hay en Hiroshima un muro, una pared de una casa y allí, había un hombre que absorbió las radiaciones como una esponja y sirvió de antepecho a la ola de calaor y fue a chocar contra el muro. Desapareció el hombre. Dejó la sombra, la marca, la dimensión que ocupaba en este mundo.
El muro de Hiroshima debe ser mirado como el más fiel retrato de los hombres que ostentan el mayor poder y que pretenden tratar como esclavo, a los libres que no se someten a sus designios absolutistas.
La explosión produjo una claridad nunca vista, acompañada de una gran oleada de calor. Según lo describió el famoso escritor español José Saramago en su libro "El equipaje del viajero" hay en Hiroshima un muro, una pared de una casa y allí, había un hombre que absorbió las radiaciones como una esponja y sirvió de antepecho a la ola de calaor y fue a chocar contra el muro. Desapareció el hombre. Dejó la sombra, la marca, la dimensión que ocupaba en este mundo.
El muro de Hiroshima debe ser mirado como el más fiel retrato de los hombres que ostentan el mayor poder y que pretenden tratar como esclavo, a los libres que no se someten a sus designios absolutistas.
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