LA NONA, ULTIMA FUNCION

Siempre el cierre de un ciclo provoca emoción, máxime en este caso en que un afiatado elenco vistió durante todo el mes de junio el escenario de Casa de Arte Doña Rosa.
"La Nona" fue la obra elegida, el grotesco de Roberto Tito Cossa. Esta última función se llenó de jerarquía artística, desde la excelente realización de Alejandro Casagrande, mostrando a ese personaje que ideó Cossa, el que representa a una sociedad que maltrata a los viejos. En este caso, la Nona ve destruir su familia a medida que pasa el tiempo y su voracidad por la comida fagocita a quienes se ven acosados por la realidad económica de un país que se va destruyendo con la caida de la clase media.
Junto a La Nona, Anyula tiene la ingenuidad y la mansedumbre que le impuso Mirta Livetti. Carmelo es interpretado por un eficaz Carlos Feibelrg, el atorrante Chicho encuentra en Jorge Graffigna el actor adecuado, Norberto Martín -creador de Luz y Sombra, el teatro de Quilmes- despliega su experiencia para construir a ese adorable Francisco, que cree que casándose con la Nona, casi in artículo mortis, podrá cosechar la mentidera herencia de Catanzaro, Eleonora Russo es la sufrida esposa de Carmelo y Martita tiene en María Emilia Ferrari el rol de la chica que sostiene el hogar con el oficio más viejo del mundo.
Una obra que arrancó aplausos, humor, y del negro, acompañado con mucha reflexión. Brillante la puesta y la dirección del jovencísimo Sebastián Suárez. La música corrió por cuenta de Julio César Vita, el maquillaje fue de Jimena González y el sonido e iluminación, de José Oreguy.
Casa de Arte Doña Rosa, en su escenario de Colón 279, Quilmes, ofreció una muestra más del buen teatro, preparándose para lo que viene, según pudo saberse obras de Carlos Gorostiza como "Mis hermanos queridos" y "Que no se apague el fuego". También hay previstas piezas para chicos, con cuentos inolvidables como Caperucita y Los Picapiedras, en el marco de las próximas vacaciones de invierno.

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