EL ADIOS A FONTANARROSA

Con 62 años, Roberto Fontanarrosa decidió dejarnos. El humorista e historietista, sin duda uno de los más grandes que dio nuestro país, buscó su lugar en el cielo para segur contando las historias de Inodoro Pereyra, el Renegaú, Eulogia Tapia y el fiel perro Mendieta.
La biografía dice que nació un 26 de noviembre de 1944 en Rosario, con una salvedad para ese parto normal: el nene nació "negro y canalla", para describir ese carné de identidad que lo ligó toda la vida con su querido Rosario Central (al punto de lograr que su pluma esté impresa en la camiseta de su querido club con la figura del Canaya, así con y griega). En ese año 44 nació la revista "Rico Tipo", todo un clásico en materia de historietas, con las osadas para su tiempo "mujeres Divito".
Dibujante, escritor, cuentista, su humor gráfico recorrió el país y trascendió las fronteras. De todas maneras sus personajes más queridos se centraron en ese Inodoro Pereyra, que decía que era Pereyra por parte de madre e Inodoro, por su padre que había sido "sanitario".
Inodoro iba junto a su fiel perro Mendieta, de quien sostenía que "era un cristiano que se había emperrado por un inoportuno eclipse".
Las aventuras de ese gaucho con vincha, el Renagú, empezaron a transitar las páginas de la revista "Hortensia", en Córdoba. Más tarde apareció en "Mengano" y en la revista "Siete Días". Hasta que en 1976 se instaló en "Clarín", sumándose el personaje de la esposa, Eulogia Tapia. Inodoro era un solitario gaucho de la pampa argentina, hombre de mal genio y mucha picardía criolla.
Los cuentos de Fontanarrosa siempre tuvieron una acendrada incursión futbolística, por aquello de la "pasión de multitudes", así como una profunda mirada del argentino en su real dimensión.
Precisamente, la obra "Aryentains" reflejaba el pensamiento vivo del maestro, con humor y sentimiento.
Sus cuentos venían siendo reflejados en Canal 7, con toda la "cancha" y la característica del ser argentino.
Hoy debe estar dibujando sus historias en el cielo. No olvidemos que a principios de este año, ante la enfermedad que lo aquejaba, había decidido dejar el dibujo, mantiendo el maravilloso aporte de sus ideas, para que sus trabajos se siguieran publicando con la colaboración de Crist y Salas.
En el mítico bar El Cairo de Rosario, donde todas las semanas se armaba la Mesa de los Galanes, está faltando el Negro Fontanarrosa... Aunque, en realidad, su espíritu hoy está más vivo que nunca...

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