TELON PARA EL 2023: UN NUEVO AÑO PARA "CABALGAR" LA ESPERANZA

 Por Eduardo Menescaldi

En pocos minutos llegará a su fin el año 2023 en la Argentina, y como ocurre siempre se apuesta a un balance de lo ocurrido en estos 365 días y lo que viene en el 2024, que por ser bisiesto, tendrá 29 días el mes de febrero.

El 24 en la quiniela es el caballo, y jugando con la palabra se puede pensar en que el año que viene puede llevarnos a "cabalgar" la enorme senda de la esperanza.

Como nunca el cambio de año genera expectativas, incertidumbre, preocupación, sensaciones, ilusiones, y mucho mas. Porque ha habido un cambio radical de gobierno, con la salida del kirchnerismo en su cuarta edición y la llegada inesperada del disruptivo e inefable Javier Milei.

El nuevo presidente ha hecho una carrera política demasiado veloz, porque hace dos años nadie imaginaba que el hombre del pelo alocado, sonrisa cómplice, consignas revolucionarias llegaría al máximo cargo político que otorga la Constitución nacional a un ciudadano, la presidencia.

Milei no solo generó sorpresa por su victoria -que llegó el pasado 19 de noviembre por amplio margen sobre el representante del oficialismo, Sergio Massa- sino que destapó una página llena de inquietudes por lo que anunciaba y pensaba poner en acción.

Llegó atacando con dureza a lo que llamaba la casta política, léase los políticos, y lo ratificó una vez que se hizo cargo del poder. 

Mientras en su momento Carlos Menem decía con ironía que si decía lo que pensaba hacer no lo hubieran votado, Milei desde el vamos se mostró firme en sus convicciones y en el cumplimiento de sus promesas.

El DNU 70/23, la ley de reforma del Estado y una nueva iniciativa de anulación de una gran cantidad de leyes que están obsoletas, es el plato fuerte que Milei propuso a los argentinos, con el apoyo del 56 por ciento de los ciudadanos que lo votaron y con la vulnerabilidad institucional de carecer de mayorías en ambas Cámaras y no contar con funcionarios de su línea en gobernaciones, intendencias u otros lugares del poder.

Sin embargo, el peso institucional de los votos le ha permitido desatar el paquete de propuestas, que ahora al Congreso nacional en el gran brete de considerar las iniciativas y decidir el apoyo o no. En el caso del DNU, que ya está vigente, será la Comisión Bicameral la que tendrá que producir dictamen y luego, el plenario el que deberá disponer si apoya o no. Hay que recordar que para que se rechace el DNU deberá ser votado en forma negativa por ambas Cámaras. Con que una sola no lo rechace se ratificará su vigencia.

En el caso de la reforma del Estado, se trata de proyectos que deberá aprobar o no el Congreso, lo mismo la tercera carpeta de iniciativas que hablan de derogar leyes que están totalmente fuera de uso.

Anoche Javier Milei se dirigió a la población -el viernes había estado en Mar del Plata para presenciar el show de su novia, la actriz y humorista Fátima Florez- para poner en la consideración de los argentinos que a su entender los legisladores, diputados y senadores, tendrán que dar el visto bueno a las iniciativas, porque de lo contrario será mantener el actual empobrecimiento de la población.

Llega el 2024 y la ilusión está a flor de piel. Sin duda, el camino que se viene no será fácil, estará lleno de obstáculos para el presidente, que toca intereses que reaccionan, con el ejemplo consular de la CGT, que defiende su coto de caza y como respuesta anuncia un paro general con movilización desde las 12 del miércoles 24 de enero, a solo 44 días de la llegada del nuevo presidente. Un acontecimiento histórico porque nunca pasó en estas cuatro décadas de democracia.

Esa CGT que no le hizo paros al gobierno anterior, que produjo el desastre económico y social que hoy se vive -la peor herencia de la historia, refirió el nuevo presidente- ahora infla el pecho y desafía al gobierno que llegó con el 56 por ciento de los votos. 

Habrá puentes para evitar el paro, y si finalmente se concreta, habrá que ver cómo responde la población, teniendo en cuenta que enero es el mes de la feria judicial, de las vacaciones de muchos trabajadores (¿acaso Pablo Moyano, uno de los capitostas de la organización sindical no había dicho horas antes que en enero los laburantes se toman vacaciones...?) y se pretende sacudir al gobierno con esta medida de fuerza, que parece totalmente a contramano de aquella histórica luna de miel que todo nuevo gobierno debe disfrutar.

En síntesis, llega el 24 y vale la pena cabalgar la esperanza... Ojalá que gobierne el sentido común, aunque muchas veces es el menos común de los sentidos...

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